sábado, 24 de marzo de 2012

OPERACIÓN FRACASO (texto inédito)

De como filtraciones desde la PNC hicieron fracasar planes para capturar al narcotraficante José Natividad Luna Pereira, Chepe Luna.


Un ex ministro salvadoreño me reveló, en 2008, la mayoría de detalles desde los que reconstruyo esta historia. Habló conmigo varias veces a lo largo de un periodo de 4 meses, cuando la investigación periodística sobre la banda Los Perrones tenía más de un año de estar en las páginas de La Prensa Gráfica y la conexión de los narcotraficantes con oficiales de alto rango de la PNC era ya clara. En el epílogo de aquella investigación, las pláticas con el ex ministro me confirmaron dos cosas que habían sido hilos conductores en las publicaciones: 1. A pesar de la ocultación oficial, la infiltración del narco en las instituciones salvadoreñas es muy grave; 2. La infiltración empezó desde la formación misma de la nueva Policía. Aquí la historia de la Operación Fracaso.

I.
El Ministro se había ido a su rancho de playa el miércoles de Semana Santa, la de 2005. En San Salvador, en el Oriente, incluso en Nicaragua, quedaba listo el operativo que él, la Policía, otros secretarios de Estado y hasta agentes de Estados Unidos habían dibujado una y otra vez en papel durante larguísimas reuniones en la salita de conferencias del ministerio, en oficinas de la Embajada o en Casa Presidencial. Si todo salía bien, al regreso de Semana Santa el Ministro podría decir al Presidente que su joven gobierno se había anotado un tanto excepcional: capturar al narcotraficante más buscado por la DEA en El Salvador (Deudas legales en Nueva York); podría decirle que Chepe Luna estaba preso. Así, alerta, el Ministro llegó a su rancho, dispuesto a descansar un par de días. El celular, eso sí, permanecería encendido.

Desde las primeras horas de ese miércoles santo, mucho antes que el Ministro emprendiera ruta a la playa en El Salvador, en Nicaragua un par de agentes salvadoreños y sus colegas nicas terminaban de afinar la vigilancia del operativo que, según el plan, daría inicio a la cacería de Chepe Luna. La idea era hacer al contrabandista y narcotraficante caer en una trampa: agentes encubiertos habían pactado con él la entrega de un cargamento de carne de res y cocaína para que la transportara desde las costas de Chinandega hasta la carretera Panamericana en el lado salvadoreño. La inteligencia analizada en San Salvador, recogida por agentes antinarcóticos con ayuda de la DEA, había dado una idea bastante clara de las rutas utilizadas por Chepe Luna. Chinandega, Golfo, Barrancones o Las Tunas, Pasaquina, Santa Rosa de Lima, Panamericana. El operativo incluía puntos de vigilancia en la mayoría de esos lugares. Incluso en San Miguel, el último punto de salida hacia San Salvador o a los mercados del norte salvadoreño.

En San Miguel, los agentes Rosario y Marcial (nombres ficticios) también esperaban señal cerca de Metrocentro. En un Nissan blanco fingían ser una pareja de enamorados que aprovechaban el primer día de vacación para intercambiar besos en el estacionamiento medio vacío del centro comercial.

Ya entrada la noche, el celular del Ministro aún esperaba noticias...

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II.
Pocos meses después de que el Gobierno de Antonio Saca tomara posesión, un grupo de sus secretarios de Estado y jefaturas de la Policía Nacional Civil se reunían con diplomáticos y agregados policiales de la Embajada de los Estados Unidos para recibir, de agencias como la DEA y el FBI, información sobre las condiciones del narcotráfico y el contrabando. Los informes estadounidenses eran amplios: ya en 1996 la DEA había detectado importante presencia de narcolanchas en las playas del Oriente salvadoreño y el uso de viejas rutas de contrabando de lácteos y tráfico de armas para el trasiego de drogas. (El caso de Eliú Martínez y la playa La Chepona. Investigaciones de la DEA). En 2005, el nombre que más se repetía en la mesa del Ministro era el de José Natividad Luna Pereira, oriundo de Honduras pero registrado también en la alcaldía de Pasaquina durante la administración del alcalde arenero Odir Ramírez. Era Chepe Luna a quien los perfiles de la inteligencia norteamericana responsabilizaban entonces por los cargamentos de droga más importantes que pasaban por El Salvador.

La mesa de tarea que se formó tras las primeras reuniones tomó una decisión: el Gobierno emprendería la búsqueda sin cuartel de Chepe Luna. Capturar al capo implicaba demostrar, en los primeros meses de administración, que la Policía no estaba infiltrada, que la Secretaria Técnica apostaba al control real del contrabando como política fiscal y que El Salvador se tomaba en serio el combate al narcotráfico. Todo eso falló, porque la primera premisa era falsa: la Policía tenía un buen rato de estar infiltrada, precisamente por Chepe Luna y varios de sus subalternos.

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III.
El niño dejó la bicicleta en el pavimento, cerca de la puerta del conductor del Nissan blanco; dio algunos golpes a la ventanilla. El agente Marcial, que llevaba ya cinco días de vigilancia, bajó el vidrio.

- "Si quieren pueden irse. El señor al que esperan no va a a venir", soltó el chiquillo.

El señor al que los policías salvadoreños y nicaraguenses esperaban no llegaría. Chepe Luna se había vuelto a escapar.

La última vez que el celular del Ministro sonó en el rancho de playa fue solo para anunciar el epílogo: todo el plan, la inteligencia, el operativo, todo se había venido abajo. Lo más seguro, pensó el Ministro, la única posibilidad es que de la mesa de guerra se había escapado un soplo oportuno para el narco. Desde el primero momento, el Ministro sospechó de los policías que habían estado en esa mesa. No era esa la primera vez que la complicidad de los más altos jefes de la PNC salvadoreña echaban por la borda investigaciones como esa. No sería la última. (Nexos de policías y ex policías con Chepe Luna. Publicado en LPG.)

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IV.
Después de aquel rotundo fracaso, a finales de 2005, el Ministro decidió restringir el acceso a la mesa. El siguiente paso parecía claro:

- "Informé de todo a Casa Presidencial. Lo que acababa de pasar era muy grave. De todo supo Capres. Le dijimos también de nuestras sospechas sobre la Policía", me dijo el Ministro a principios de 2009 mientras platicábamos en su casa en San Salvador.

- "¿Qué hizo Capres?", solté a pesar de que la respuesta a esas alturas parecía clara.

- "Nada. O muy poco".

De hecho, en 2006, la administración Saca hizo algo con el entonces director de la Policía, Comisionado Ricardo Menesses; lo trasladó como enviado policial a la Embajada de El Salvador en Washington, que entonces dirigía René León. El Gobierno de Saca creó el puesto ad-hoc para el Comisionado. A la postre, además de a Menesses, la Inspectoría policial investigó a otros cuatro altos jefes policiales de aquel entonces por supuestos vínculos con Chepe Luna, entre ellos al Comisionado Óscar Aguilar, a quien en 2008 el entonces director Francisco Rovira había rescatado del ostracismo para nombrarlo jefe de inteligencia. (Cambios en PNC tras renuncia de director Francisco Rovira).

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V.
Epílogo.
La mesa especial, pensada como semilla de una fuerza de tarea para combatir el contrabando y el narcotráfico con asesoría de los Estados Unidos, fracasó sin culminar su primera operación. La complicidad policial con el crimen era ya para 2005 tan grave que hacía imposible que una idea como esa funcionara. Desde entonces he escuchado a funcionarios, ex funcionarios, investigadores salvadoreños y estadounidenses, académicos, diplomáticos y periodistas repetir esa verdad. La última vez fue la semana pasada.

Para finales de 2005, la mesa había dejado de tener capacidad operativa, pero seguía haciendo una labor importante, inédita además en El Salvador: rastrear operaciones bancarias sospechosas para detectar posibles casos de lavado. Hubo una operación en particular que llamó la atención de los funcionarios: de una agencia de Usulután, un hombre había movido, en una sola transacción, 800,000 dólares; era algo poco común en El Salvador y mucho más en Usulután. La mesa pasó la información a Casa Presidencial, sobre todo pensando en que ese hombre era candidato a diputado suplente por el PCN. Su nombre: Roberto Carlos Silva Pereira. Pero esa es otra historia. Más en un próximo post...

domingo, 18 de marzo de 2012

ASÍ VIVEN LOS NARCOS EN EL SALVADOR (Fotos Inéditas)



Juan María Medrano, alias Juan Colorado, es uno de los narcotraficantes que abrió las rutas del Oriente del país a la cocaína colombiana a finales de los 90. Abajo dos fotografías tomadas del expediente que la Fiscalía salvadoreña abrió en su contra. Arriba: una casa de su propiedad ubicada en las cercanías de San Miguel. Abajo: Un vehículo tipo Hummer decomisado poco después de su captura.








Lo que sigue es un extracto del acta judicial levantada en el Juzgado Especializado de San Miguel durante el juicio contra Daniel Quezada, otro de los operadores de la banda Los Perrones. En ese expediente hay una referencia explícita sobre Juan Colorado. (Ref.: En la Sala de Audiencias del Juzgado Especializado de Instrucción de la ciudad de San Miguel del Departamento de San Miguel, a las quince horas con cincuenta minutos del día seis de Abril del año dos mil nueve. Siendo este el Lugar, día y la hora señalada para la celebración de la AUDIENCIA ESPECIAL DE IMPOSICIÓN DE LA MEDIDA CAUTELAR NUMERO CINCUENTA DEL PROCESO PENAL NUMERO CINCUENTA Y OCHO– CERO TRES - CERO NUEVE- UNO. Eda 58-03-09-1
Ref. 06-SASAGEAN7-06-114-UEDNA7-09).

"...así también se encontraron otra indicios, documentos a nombre de JUAN COLORADO, por lo cual se establece que si hay indicios suficientes, hay elementos que demuestran, todos convergen en que van a dar a los mismo, que se esta asociaciones delictivas, almacenan y transportan droga, de igual manera ha habido decomiso en Nicaragua..."

domingo, 11 de marzo de 2012

DE LAS NOTICIAS. Fraude electoral: la sombra del narco


Este enlace es de una notica publicada hoy en La Prensa Gráfica. En ella se relaciona a tres hombres capturados por la Policía, por delitos electorales relacionados con intimidación, con el ex alcalde arenero de Pasaquina Odir Ramírez. Al final del texto, una mujer de 46 años dice que no irá a votar por temor. LPG asegura que los panfletos con amenazas circulan desde el 8 de marzo pasado.


http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/politica/252949--detienen-a-tres-por-delito-electoral.html

Este otro enlace es de una entrevista que un equipo de La Prensa Gráfica -del que formé parte y con el cual investigamos durante más de un año a la banda de narcotraficantes Los Perrones- hizo al ex alcalde Ramírez, a quien en aquel entonces Policía y Fiscalía investigaron por posibles nexos con el narcotraficante José Natividad Luna Pereira y Los Perrones. Los indicios recabados por los investigadores apuntaban a que Ramírez facilitó a Luna Pereira una partida de nacimiento a pesar de que el narco ya tenía documentos hondureños y, por otro lado, a que Los Perrones vendieron a la alcaldía pasaquinense autos de lujo a precios por debajo de mercado, lo que despertó la sospecha de que la venta era en realidad una operación de lavado. La flota fue, según el mismo Ramírez, comprada en un autolote de San Salvador que él identifica como HyF Imports (posteriores investigaciones determinaron que el nombre correcto del autolote es HyS Imports).


Copia de asiento de DUI de José Natividad Luna Pereira, obtenida en la alcaldía de Pasaquina. Conocido como Chepe Luna, este hombre ha sido durante dos décadas uno de los contrabandistas/narcotraficantes más buscados por la DEA en Centroamérica.



http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/judicial/47751--luna-pereira-fue-candidato-a-alcalde-en-1997.html

Saquen ustedes las conclusiones. Hay quien, incluso desde la misma PNC, insiste en que la relación entre la clase política y el narcotráfico no es más que un invento. Así empezó México. Y Colombia.

sábado, 10 de marzo de 2012

ARCHIVERO. Trabajos periodísticos. Terrorismo, Luis Posada Carriles

Reportaje sobre Posada Carriles publicado en La Prensa Gráfica. Publicado el 12 de julio de 2010.






Empecé a seguir la pista al terrorista cubano-americano Luis Faustino Clemente Posada Carriles en 1997, luego de los atentados dinamiteros perpetrados por dos salvadoreños en instalaciones turísticas de La Habana. Ese año, junto a un equipo de reporteros de la sección judicial de La Prensa Gráfica, seguimos los fraudes de identidad que Posada hizo en El Salvador con ayuda de oficiales de los gobiernos de Armando Calderón Sol y Francisco Flores. En 2005 en Washington conocí al abogado José Pertierra, quien representa a Venezuela en el proceso de extradición solicitado por ese país a Estados Unidos por la voladura de un avión de Cubana en 1976. Gracias a José entré en contacto con la Sección de Intereses Cubanos en Washington y empecé a tramitar una visa de periodista para ir a la capital cubana a hablar con fuentes vivas y a consultar los documentos de inteligencia que guardaban algunos secretos sobre Posada y sobre su paso por Centroamérica. Fue hasta 2009 que los cubanos me dieron la visa. Estuve poco más de una semana en La Habana, donde pude entrevistar a agentes cubanos que se infiltraron en organizaciones anticastristas de Miami, a víctimas de los atentados dinamiteros y consulté los informes de inteligencia. El reporteo me llevó a confirmar la conclusión que ya se había dibujado en 1997: Posada, uno de los terroristas más sanguinarios del siglo XX en América Latina, actúo a sus anchas en Centroamérica gracias a la protección de gobiernos de derecha en Guatemala, El Salvador y Honduras. En El Salvador, la cobertura oficial se extendió hasta 2005; había empezado en 1984, cuando Posada llegó a Ilopango a participar, desde el aeropuerto controlado por la Fuerza Aérea Salvadoreña y el General Rafael Bustillo, en la operación Irán-Contras, que además de hacerse famosa por el escándalo internacional que provocó durante la administración de Ronald Reagan, fue la primera gran operación internacional de narcotráfico operada desde suelo y aire salvadoreños (pero eso es materia para otra entrada de este blog).

http://www.laprensagrafica.com/internacionales/latinoamerica/131431-celulas-nunca-se-desactivaron.html

domingo, 4 de marzo de 2012

Los caminos de Washington



Washington. Sus pasillos. Ahí he estado los últimos 2 años y medio de mi vida. Venir aquí significó dejar atrás 15 años de carrera periodística. Pero también significó más y mejor tiempo con mi familia. Y conocer la política desde la entraña misma de uno de los poderes más abrumadores del mundo, el de la capital federal. El Capitolio, en la foto de arriba, es el corazón mismo de ese poder; por su pasillos se mueven las tendencias, intereses, lobbies y sensibilidades políticas que dan vida a un gigante que, como en el cuento de Jack, empieza a vivir sus días menos felices. Abajo, con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en uno de los primeros actos oficiales a los que asistí como diplomático salvadoreño. Así es, estar aquí en los días de Obama también ha sido interesante, por lo que la 44a. presidencia ha significada para el status quo de esta sociedad.
Desde aquí, una bitácora delineada por lo que aquí oigo respecto a nuestra zona del mundo, al istmo, carcomido estos días por la corrupción, el narcotráfico y, en general, por una clase política mediocre. En este lugar, y por este camino, he logrado descubrir, no obstante, que la esperanza puede cifrarse en la nueva generación, no en la que pretende maquillarse de modernidad para esconder los esquemas conservadores de siempre, sino en la que empieza a ver el mundo más allá de los paradigmas que nos dejó la guerra fría.